Acceso al mercado laboral del transporte: Un desafío a superar para las mujeres

Laureen Montes - Especialista de la División de Transporte del BID.
10 abril, 2022 - Derecho a la ciudad

Por Laureen Montes, Valeria Bernal, Nicole Moscovich del Transport Gender Lab 

 Unido a la dificultad de balancear cargas laborales con cargas del hogar y los trabajos de cuidado, también se suma otros factores que afectan a las mujeres relacionados con la seguridad

Sonia tiene 38 años y vio un anuncio para trabajar como conductora de buses en su ciudad. Le sorprendió que en el cartel había una fotografía de una mujer conduciendo un autobús, y esto le recordó que ella misma aprendió a manejar desde muy joven gracias a su padre que era conductor de taxi. ¿Una señal? ¡Decidió aplicar a este trabajo! Sólo necesitaba su licencia de conducir de categoría particular, y de quedar seleccionada el programa la ayudarían a gestionar la licencia de autobús. 

Contenta con esta idea, Sonia regresó a casa para hablarlo con su marido y su suegra, con quienes vive. Ellos la miraron con cara de bicho raro. “¿conductora de bus? ¡Muy peligroso!, ¡muy público!, ¿y quién cuidará a los niños?”, fueron los comentarios que le dijeron y le hicieron dudar si realmente ser conductora de autobús era un trabajo para mujeres. 

Meses después, ella fue entrevistada para los medios como parte del primer grupo de 40 mujeres conductoras de los nuevos buses eléctricos urbanos. Sonia dejó atrás sus miedos y prejuicios y logró su meta, pero muchas otras mujeres ni siquiera aplicaron o se enfrentaron a muchos obstáculos en un sector altamente masculinizado como lo es el transporte. ¿Qué podemos hacer para superarlo? 

Retos a superar para la inserción laboral de mujeres en transporte 

En la familia de Sonia, y en la de muchas mujeres en la región, prevalecen estereotipos de género como que “el hombre en las labores de fuerza y las mujeres en las labores del hogar” que afectan las decisiones de la población femenina. 

Discriminación y estereotipos. Un imaginario cultural en el que erradamente se concibe que unos trabajos “no son para mujeres” imposibilita a las mujeres a oportunidades laborales por creer que no tendrán las capacidades. Un ejemplo de esto se encontró en la evaluación realizada al programa de mujeres conductoras del sistema de transporte público en Santiago de Chile. Dentro del estudio, las mujeres expresaron que existía una imagen negativa del trabajo y que en algunos casos hubo mujeres que fueron desincentivadas por sus familias o sus esposos para no trabajar como conductoras de transporte. 

Condiciones laborales.  Unido a la dificultad de balancear cargas laborales con cargas del hogar y los trabajos de cuidado, también se suma otros factores que afectan a las mujeres relacionados con la seguridad, tanto de la integridad física (al trabajar con vehículos, mecánica etc.), en términos de acoso sexual (común en espacios de trabajo altamente masculinizados), de seguridad económica (estabilidad laboral y garantías de los contratos, brechas salariales de género), e inclusive de infraestructura, donde es frecuente que las mujeres no encuentran espacios aptos como baños o cambiadores que cumplan con condiciones de higiene y seguridad. 

Percepción personal del trabajo. Creados ya sea por prejuicios sociales o por realidades del trabajo, que afectan principalmente a las mujeres a no creer que puedan tener una exitosa trayectoria en el sector, entonces prefieren buscar oportunidades en otros sectores. 

Falta de políticas de género en las empresas. Altamente ligada a la barrera anterior, las políticas como cuotas de género, procesos de selección neutrales o mecanismos de empoderamiento para las mujeres e incluso políticas de equidad en pagos y sueldos tienen un impacto a la hora de atraer y retener a las mujeres en el sector. 

Dentro de estas políticas se puede incluso mejorar los prospectos de carrera de las mujeres, quienes suelen estar evaluadas más por los resultados que por sus capacidades y tienden a tener menos posibilidad de ascenso y crecimiento en las compañías. Aunque a Sonia, el programa ofrecía la licencia de conducción, para muchas mujeres la falta de entrenamiento es una barrera para avanzar en sus carreras. En el sector se necesita adquirir capacidades especializadas, y para muchas mujeres es difícil acceder a estas formaciones. 

Cada día más mujeres como Sonia logran acceder a un mercado que históricamente tiene una deuda con las mujeres

Mujeres que han superado la carrera de obstáculos 

Dentro del BID se han financiado programas de mujeres en trabajos no tradicionales en el sector transporte: conductoras de autobuses, operarias de maquinaria pesada y como mano de obra especializada en caminos rurales. 

Dentro de estos programas se ha evidenciado los beneficios que tiene la inclusión de mujeres en estas labores, no sólo para ellas en un aumento de su autonomía, autoestima y condiciones de vida, sino también para las empresas que le aporta mayor eficiencia en la operación, mayores ganancias y productividad y una mejora notable en su imagen pública. 

Cada día más mujeres como Sonia logran acceder a un mercado que históricamente tiene una deuda con las mujeres y en el que el BID trabaja incansablemente desde su visión 2025 para cerrar las brechas de género. En el mes de la mujer reconocemos las barreras que enfrentan las mujeres como una forma de comenzar a derrumbarlas para tener un transporte más inclusivo y diverso. 

Columna publicada originalmente en Blog del BID