La recuperación de la memoria de esta gran metrópolis fue la idea creativa de un par de jóvenes mexicanos que están conectando pasado y futuro de manera innovadora.

Por Agustín Velasco en Ciudad de México
“¿Cuántos tiempos contiene la Ciudad de México?”, preguntó alguna vez el escritor, ensayista y dramaturgo Juan Villoro.
La pregunta tiene sentido cualitativo y cuantitativo pues en 695 años desde su fundación, la capital mexicana ha tenido tantos tiempos como nombres: Tenochtitlan, Nueva España, Distrito Federal y recientemente Ciudad de México –además del no oficial ‘Chilangolandia’–.
Hasta hace unos años la historia de esa, o esas ciudades insólitas estuvo guardada en los archivos del Estado mexicano, plasmada por partes en los libros de texto o en las memorias de los abuelos que platicaban generosamente del lugar donde vivieron: las calles, los tranvías, los cafés, los edificios, las glorietas, los cines, los parques y las tiendas que se quedaron en el recuerdo.
En 2011, el proyecto La Ciudad de México en el Tiempo abrió un acervo particular de miles de fotografías de la capital y sus personajes, un tesoro escondido que se compartió y potenció en redes sociales y comenzó a construir lo que hoy es una crónica colectiva de una de las urbes más grandes del mundo.
Con más de tres mil 500 iconografías de la capital mexicana compartidas a través de las redes –de un archivo que se estima rebasa las 80 mil fotos– el proyecto creado por Rodrigo Hidalgo y Carlos Villasana cuenta hoy con más de 500 mil seguidores sólo en Facebook, un programa de televisión –uno sólo de los videos producidos por la televisora pública Canal 11 alcanza las 300 mil reproducciones– y son proveedores de artículos en revistas, libros y diarios de circulación nacional.
También asesoran exposiciones fotográficas sobre la capital del país, venden fotos y han colaborado con el archivo fotográfico y sus investigaciones para cintas premiadas en Hollywood como Roma, del director mexicano Alfonso Cuarón, que en 2018 ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera.
Pero la diversidad creativa a partir de la imagen es dinámica. Adicional a lo anterior, realizan recorridos turísticos por lugares de la capital. Los creadores del proyecto encontraron que en una sociedad que tiene la mala costumbre del olvido, la curiosidad y la nostalgia pueden germinar como una importante acción histórica y un producto que el público está interesado en consumir.

Hidalgo y Villasana empezaron a contar con imágenes la historia de rincones olvidados de la capital mexicana, de colonias asentadas en riveras de ríos que hoy son caudales de automóviles, de cientos de casonas históricas que fueron derribadas para abrirle paso a la red vial, de los faraónicos trabajos para construir el metro y de tragedias como el sismo del 1985 que derribó decenas de edificios y aplastó miles de vidas.
El proyecto contempló subir la imagen y escribir un pie de foto que indicara el lugar del que se trataba. Se apoyaron en herramientas tecnológicas como Google Maps o Google Street View para indicar con un vínculo web la imagen del mismo sitio en la actualidad.
En una ciudad donde a diario conviven 20 millones de personas, la memoria de sus seguidores comenzó a encontrar detalles y anécdotas personales que se comparten en la página. “La gente empezó a escribir cosas que uno no encuentra en los libros, comentaban ‘ahí estaba la escuela’, ‘ahí estaba donde compraba mi torta’, ‘ahí pasaba un tranvía’, ‘ahí estaba una cantina donde atendía don Juanito’”, cuenta Hidalgo a LA Network.
El Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas 2018, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, indica que en México hay 91 mil 388 establecimientos creativos divididos en sectores como Arquitectura, Publicidad, Artesanías, Diseño, Música y artes de interpretación, Editorial, Software y Cine, Radio y Televisión.
La Ciudad de México en el Tiempo pertenece al último de esos ramos de los cuales hay en el país tres mil 324 empresas, 480 en la capital mexicana, que generan contenidos y desarrollo económica.
Carlos Villasana explica que La Ciudad de México en el Tiempo llegó en un momento oportuno y encontró un nicho en el desconocimiento de las nuevas generaciones del lugar en el que viven.
“La gente que nos sigue son amas de casa, taxistas, catedráticos. El recuerdo es un lenguaje universal que los toca a todos, es el mercado de la nostalgia. Hay mucha gente que añora su ciudad y cómo ha cambiado”, reflexiona.

Otro ingrediente que ha aportado en el éxito del proyecto es el de visibilizar otras partes de la capital mexicana que no son las tradicionalmente turísticas.
“Tenemos la mala costumbre de pensar que la colonia o barrio donde vivimos no tiene historia y que la ciudad es sólo la parte turística. A través de La Ciudad de México en el Tiempo mucha gente ha descubierto la historia de su colonia, así sea en Iztapalapa, en Azcapotzalco, Polanco o Mixcoac”, explica Hidalgo.
El acervo fotográfico es propiedad de Villasana y lo comenzó a construir en la infancia cuando su papá le regalaba postales de las ciudades de la república mexicana que visitaba. El gusto por estas iconografías lo hizo buscar más fotos en mercados y tianguis (mercados callejeros) de antigüedades.
Al paso del tiempo esta empresa se ha nutrido de imágenes que los mismos seguidores envían a los administradores y de otros archivos como el de la compañía Aerofoto, el de la Revista Siempre, el de FotográficaMX y del Museo Archivo de la Fotografía.
El proyecto se ha replicado en ciudades de otros estados del país como Veracruz, Puebla, el Estado de México e Hidalgo, que intentan copiar el estilo de La Ciudad de México en el Tiempo.
“A lo mejor hay gente que gana mucho más que nosotros pirateando nuestras cosas, hemos visto exposiciones públicas con nuestras imágenes”, lamenta Villasana quien adelanta que el archivo en sus manos contiene iconografías de otras ciudades importantes por lo que a futuro el proyecto podría migrar.
La Ciudad de México en el Tiempo es un reservorio de interpretaciones y recuerdos de la ciudad, un punto donde sus habitantes donan sus memorias que tienen de ella y de sus edades. Su acervo parafrasea al filósofo y teólogo danés Søren Aabye Kierkegaard: la capital mexicana se explica hacia atrás, pero sucede hacia adelante.