El Centro de Desarrollo Urbano Sustentable de la Universidad Católica convocó a urbanistas, expertos y técnicos para que promueven cambios con el objetivo de hacer de sus ciudades urbes más equitativas en el espacio y las vías públicas.

No se trata de Santiago o de la Región Metropolitana. Se trata de todo Chile.
El Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS) de la Universidad Católica pone sobre la mesa la discusión nacional, técnica y social que conduzca a un cambio en las normativas bajo las cuales se construyen y determinan los usos de las calles en el país, normas que tienen claramente –según sus promotores, una clara visión ‘carrocentrista’.
Por ello se realiza hoy el evento ‘Marco de Acción. Calles para las Personas’, que se adelantará en la Sala Matte del Centro de Extensión de la Pontificia Universidad Católica (Alameda 390, Santiago), entre las 9:00 y 12:30 (hora local).
“Hay un conflicto en las vías por los distintos modos de transporte que necesitan circular por ellas y estamos acostumbrados a ver cómo los automovilistas, buses, ciclistas, caminantes, requieren de un espacio vial y no alcanza para todos”, dice el ingeniero Juan Carlos Muñoz, profesor del Departamento de Ingeniería de Transporte y Logística de la Universidad Católica y director del CEDEUS.
El académico explica que el Marco de Acción tiene el objetivo central de transformar de una vez por todas la visión que ha llevado a normas urbanísticas rígidas y esquemáticas que no permiten innovar en materia de espacio público en las calles no solo de la capital sino de todo el territorio.
“Lo que queremos lograr es que estos asesores puedan llevar a sus municipios un acuerdo respecto a los cambios que necesitamos en la normativa chilena”, indica el profesor Muñoz.
Agrega que quieren tener mejores diseños de vías ya que “hoy en día muchas veces nos ocurre que los diseños que nos gustan, que nos parecen atractivos, la legislación actual no los permite porque es una normativa bastante autocéntrica y que de alguna manera está más preocupada del tránsito y el flujo vehicular que de las personas. Por lo tanto, cuando uno quiere hacer algo muy innovador, la normativa no te lo permite”.
A este, un problema local, se le suman retos latinoamericanos como la privatización del espacio público por parte de ciudadanos que lo explotan comercialmente para suplir sus necesidades –en Colombia, por ejemplo, cerca del 50 % del mercado laboral es informal y obtiene su sustento en las calles-, desafío que indica el académico, es transversal a las ciudades de la región, difícilmente tendrá solución en el corto plazo pero que hace parte del debate y el Marco para la Acción que hoy se inicia.
“Hay que buscar para esas personas la oportunidad para establecer que su trabajo no sea una informalidad que atente contra quienes circulan, que atente contra las necesidades de un buen espacio público ideal”, expuso Muñoz.

Otro de los retos que se incluyen en este diálogo es sobre la micromovilidad, representado en las e-scooters o patinetas eléctricas que, como se sabe, es uno de los debates actuales en las ciudades donde autoridades, planificadores, académicos y ciudadanos se frotan la cabeza para saber qué hacer con estas nuevas dinámicas.
Aclaró el organizador que, si bien al evento no están invitados alcaldes o autoridades de tránsito sino profesionales y técnicos, abordarán este tema como un aspecto más de los desafíos de las calles chilenas, pues es uno más de los conflictos y que incluso ha sido tema de la Ley de Convivencia Vial que ha definido cómo se deben disponer tanto de e-scooters como de e-bikes, pero que aún genera discusiones frente a su operación y efectos sobre el espacio público.
Las calles que quieren los chilenos
Para Muñoz, un concepto ideal que enmarca lo que quieren los chilenos de sus calles, es el del colombiano Guillermo Peñalosa, denominado 8-80. Es decir, que la calle pueda ser disfrutada tanto por un niño de 8 años como por un adulto mayor de 80.
“En esta discusión hay una dimensión interesante y es que no todas las personas somos iguales, no todos podemos ser ciclistas, no todos podemos ser peatones, no todos tenemos acceso al automóvil y por lo tanto la ciudad tendrá que disponer en las calles un espacio que sea atractivo y factible para las distintas personas”, explica el Director del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS) de la Universidad Católica.
Sobre este aspecto –la diversidad de usuarios y de ciudades-, organizaciones como Smart Growth America, al referirse a la National Complete Streets Coalition, explica que el concepto de ´calles completas’ (complete streets) define que “No existe una receta de diseño singular para calles completas; cada uno es único y responde al contexto de su comunidad. Una calle completa puede incluir: aceras, carriles para bicicletas, carriles especiales para autobuses, paradas de transporte público cómodas y accesibles, oportunidades de cruce frecuentes y seguras, islas medianas, señales de peatones accesibles, extensiones de aceras, carriles más estrechos, rotondas, y más. Una calle completa en un área rural se verá bastante diferente de una calle completa en un área altamente urbana”.
Muñoz espera que el ‘Marco de Acción. Calles para las Personas’, sea el inicio de una transformación nacional que lleve a Chile a una nueva gobernanza sobre el espacio público en las ciudades de su país, pues para él, “el espacio vial es el espacio público que le da vida a la ciudad, es lo que la hace más distinguible como ciudad, pues las ciudades no son los espacios puertas adentro, sino los espacios puertas afuera, el lugar donde las personas que vivimos en ellas nos encontramos”.