Los peligros de una urbe sin urbanistas, el caso de la ciudad del Callao

Bryan Castillo Dávila
15 mayo, 2023 - Derecho a la ciudad

El proceso de globalización ha significado para las ciudades colocarse, casi sin saberlo, en un escenario comparativo a escala global. Si bien el proceso evolutivo de todo asentamiento humano es, según lo que nos señala Lewis Munford, un proceso que llega a un punto tope cuando el mencionado asentamiento logra la categorización de ciudad. En tiempos recientes la conexión mundial ha significado una nueva exigencia para las ciudades; una condición adicional que empuja a las urbes a ser algo más que una concentración de diversas actividades y gran número de habitantes.

Podemos recurrir a los conceptos desarrollados por Saskia Sassen, para entender que se puede agregar una categoría “más grande” al momento de hablar de las urbes; las ciudades globales. Estas urbes se diferencian del resto ya que, lo que sucede dentro de la llamada ciudad global influye en el mundo; ciudades como Nueva York, Milán o Tokio son los nombres que comúnmente aparecen cuando buscamos ejemplos de dichas urbes. Sin embargo, también existen otras ciudades que quizá sin ser una ciudad global, contribuyen o han contribuido, al menos, en el debate mundial acerca del desarrollo urbano y planificación territorial. Ciudades como Bogotá, Curitiva o Nueva Dehli, son ejemplos de territorios que han contribuido a nivel mundial en las discusiones urbanas; sea con propuestas, problemáticas, cuestionamientos o enseñanzas gestadas desde la propia complejidad particular de cada uno de esos territorios.

Pues bien, en el marco de lo anteriormente dicho, es importante hablar de una urbe muy particular, que, a pesar de ser un importante territorio urbano, se encuentra imposibilitado de implementar mejoras o siquiera de tener diagnósticos sinceros sobre sí mismo. Una ciudad invisible, al menos virtualmente.

La ciudad del Callao.

Cualquier persona que visite el Perú, muy posiblemente aterrizará en la ciudad del Callao, pero igualmente posible es que no tenga idea que ha aterrizado en ella. Una ciudad de más de 1 millón de habitantes reúne en su extensión urbana de 147 km2; más de 5,000 años de historia representada por patrimonio arquitectónico y arqueológico; más de 42 km de litoral con playas de arena y piedra, y un importante ecosistema natural que concentra en humedales, lomas, ríos e islas una enorme cantidad de flora y fauna.
Ante lo dicho, resulta sorprendente cómo esta ciudad puede encontrarse en un estancamiento a nivel económico y de desarrollo urbano. Sobre todo, asombra cómo, tener el puerto y el aeropuerto más grande e importante del país no está significando una potencialidad de desarrollo.

Entender lo político-administrativo y lo físico-urbano

A nivel político-administrativo Callao es una Provincia Constitucional, es decir es una provincia con rango de Departamento. Considerando que la distribución política administrativa del Perú es en función a jurisdicciones determinadas Departamentos, Callao es un territorio único en el Perú. Dentro de este territorio se encuentran 7 distritos y una serie de islas.

A nivel físico-urbano, la ciudad del Callao (que se encuentra dentro de la Provincia Constitucional del Callao) ha crecido tanto que, su mancha urbana ha llegado hasta los límites provinciales, y para el caso de Callao eso significa también los límites departamentales y regionales. Cabe mencionar que en Perú existe otra denominación administrativa llamada regiones, para fines prácticos del artículo, una región es casi lo mismo que un departamento.

En términos de extensión la región Callao es la más pequeña del Perú, sin embargo al hablar de ciudades, la ciudad en su interior, la ciudad del Callao, es la tercera urbe más grande del país.

Si lo anteriormente mencionado, aún no ha despertado sorpresa, quizá el hecho que, la información anteriormente señalada no sea de común conocimiento de la población peruana, todo lo contrario que sea extendido el errado pensar que considera a Callao como un barrio o un distrito que pertenece a Lima, cuando menos genere curiosidad.

Esta situación resulta álgidamente complicada debido a que, esta negación de la categoría urbana de un territorio, limita enormemente la capacidad de implementar diagnósticos, propuestas o incluso atender las brechas existentes que afectan a la población. Por ejemplo, si un territorio es considerado como parte de otro (más grande o no) o es desconocido como territorio autónomo toda la realidad de dicha urbe peligra. Basta con reconocer que no es lo mismo generar un proyecto de mitigación de riesgo de desastres para “un barrio” que hacer lo mismo para una ciudad metropolitana. Si al escenario anterior se incluye la nula capacidad de la urbe para generar profesionales vinculados al urbanismo, da como resultado una ciudad con un fuerte problema de reconocimiento que pide a gritos una intervención terapéutica de emergencia.

Hoy Callao es un territorio altamente urbanizado, que hasta 2020 carecía de información urbana que reflejara de manera sincera la complejidad y realidad de la urbe. Es a partir del Plan de Desarrollo Metropolitano del Callao al 2040 – PDM Callao, que por primera vez, fue posible tener un diagnóstico completo de la urbe chalaca. Por primera vez un documento técnico normativo evidenció lo que colectivos ciudadanos del Callao venían manifestando; la ciudad del Callao ha estado viviendo en función y beneficio de la ciudad de Lima. El sustento de ello se puede ver reflejado de diversas maneras, pero quizá el más evidente es también el más escandaloso. Al recordar que el puerto y el aeropuerto más grande se importantes del Perú se encuentran en la ciudad del Callao, llama poderosamente la atención que sea en la ciudad de Lima donde se concentra la diversidad de servicios que complementan a estas grandes infraestructuras; principalmente la oferta hotelera y turística. En este escenario, se ha dejado a Callao con el único rol de soportar lo logístico e industrial vinculado al puerto y aeropuerto. Mientras que Lima se ocupa del desarrollo turístico y hotelero, a Callao se le ha encargado los roles difíciles que conllevan las mencionadas infraestructuras; desde tráfico vehicular por camiones de carga y autos con turistas en busca de hoteles (en Lima) hasta el ruido de los aviones y el narcotráfico.

Resulta lógico entonces que la negación sistemática de la existencia y categoría del Callao como ciudad, e incluso como un territorio autónomo, tiene en la capital del Perú, la principal fuente de esta postura. La producción académica, los intereses económicos, los medios de información más importantes e incluso la producción y categorización de los territorios en el país se genera toma y decide desde a ciudad de Lima Metropolitana. Esta negación sistemática existe desde época virreinal, según evidencia el historiador Francisco Quiroz Chueca, en su libro “Historia del Callao, de puerto de Lima a Provincia Constitucional”, hacia 1700’s ya se enfrentaban la búsqueda chalaca por la autonomía frente a la negación limeña.

Si dicha negación existía en un período de tiempo donde la urbe del Callao contaba con 5000 habitantes, se había consolidado como la primera y más importante ciudad puerto del país, y se encontraba separada físicamente de la ciudad de Lima por un aproximado de 13km, es comprensible que hoy cuando ya no existen los 13km que los separaban físicamente, desde la capital se refuerce aún más la negación a la existencia y/o autonomía de Callao. Más de 200 años después, es a través de académicos, empresarios y autoridades que, Lima niega, minimiza, relativiza e incluso busca retirarle toda derecho y autonomía a la ciudad del Callao.

Esta ha sido una pequeña radiografía de la situación de injusta disputa que viene sucediendo en un escenario de evidente opresión, donde una de las partes está aprovechándose de las falencias de la otra parte, en este caso, el no contar con urbanistas que puedan hablar por su ciudad. Incluso existen experiencias en donde desde la capital se proyecta un cinismo urbano; al pedir ciudades sostenibles y derecho a la ciudad cuando a la par niegan y/o desconocen derechos constitucionales y derecho de la ciudad de más de 1 millón de habitantes.

 

Este artículo es una búsqueda de contribuir en la defensa de la ciudad del Callao a la vez de compartir el peligro que corren las ciudades que no producen urbanistas locales. Su propia existencia estará en función de los ojos de otros, de tener mala suerte, puede que se conviertan en un símil de Callao; una territorio de sacrificio, una ciudad invisible.