Cali aparece en el puesto 21 de acuerdo con el escalafón de las 50 ciudades con más muertes violentas, presentado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal A.C.
A 54 homicidios por cada 100 mil habitantes, una cifra que sin embargo sigue siendo alta, logró bajar la ciudad colombiana de Cali su tasa de homicidios, lo cual representa la reducción más significativa de los últimos 25 años para una ciudad que en los años 90, junto a Medellín, copaban las tasas más altas de muertes violentas en el país.
La reducción, fue destacada por el vicepresidente de Colombia, General en retiro Óscar Naranjo, quien durante una reunión de seguridad con las autoridades de la ciudad, reseñó que pese a que sigue siendo una cifra alta, “la importancia es que después de 25 años estamos regresando a las tasas que realmente nos deben a todos inspirar conseguir”.
“Esa reducción que es notable y que es sostenida, se está logrando a partir de un esfuerzo interinstitucional y con un liderazgo desde la Alcaldía que combina las tareas de prevención, disuasión y persecución del delito”, afirmó el Vicepresidente quien además en su ejercicio como Policía, fue Comandante de la Policía Metropolitana de Cali.
Naranjo, agregó que de este trabajo que realiza la Alcaldía de Cali por tener cifras de muertes violencias a la baja, resalta que además son estrategias que tienen un componente social alto especialmente concentrado en jóvenes vulnerables y jóvenes delincuentes.
Además, remarcó que el modelo que se aplica en esta ciudad, medido de manera científica y rigurosa y metodológicamente probado, ya muestra resultados muy positivos en ocho comunas en reducción delincuencial, ya que con éste, se ha dado tratamiento a los jóvenes que delinquen para que abandonen la vida de ilegalidad, ayudándolos a resocializarse desde las oportunidades laborales, deportivas, culturales y educativas.
Ya en terreno, durante un recorrido por la Comuna 1 “Terrón Colorado”, el funcionario resaltó que desde su gestión apoyarán decreto presidencial para verificar de qué manera se contribuye para que la política, la estrategia, los planes y los programas lleguen a feliz término por el bien de las comunidades.