Las altas concentraciones de este gas, que suelen presentarse entre las 11 de la mañana y las 3 de la tarde, causan dermatitis y problemas pulmonares y cardíacos en niños y adultos mayores. Por eso es necesario que sus mediciones sean más precisas, tarea que adelanta el Laboratorio de Calidad de Aire (Calaire) de la Universidad Nacional de Colombia en la ciudad de Medellín, primer instituto delegado en Colombia para la medición del ozono.

Al medir la concentración de ozono troposférico, más que tener un dato exacto se tiene un intervalo, y lo que busca la calibración es acercase un poco más a este rango, disminuyendo la incertidumbre.
Aunque tradicionalmente se ha pensado que la capa de ozono protege al planeta frente a otros gases y contaminantes, cuando el gas no está allí sino en la tropósfera, que es una de las más cercanas a nuestra vida, su impacto es muy dañino porque afecta a humanos, animales y plantas, incluso a la infraestructura, como las fachadas de los edificios.
Para formarse, el ozono necesita de tres componentes principales: (i) la radiación solar (rayos ultravioleta), (ii) los hidrocarburos, que se emiten por la combustión de los motores de los vehículos, y (iii) el óxido de nitrógeno, que se encuentra en el aire; a esta unión se le llama “reacción fotoquímica” y convierte el ozono en un gas secundario, porque no se produce directamente o por sí mismo.
Contrario a otros gases –como los óxidos de azufre y nitrógeno–, el ozono es difícil de retener, y por ende de medir, y es aquí donde aparece Calaire, un laboratorio que lleva varios años estudiando este gas y que hace poco fue designado como “Primer instituto delegado en Colombia para la medición de ozono”, título obtenido gracias a la insistente búsqueda por comprar un fotómetro de referencia para calibrar los equipos con los que trabajan los expertos en campo.

Equipo para la medición de ozono.
El nombre técnico del equipo es fotómetro estándar SPR55 y es similar al que usa la Oficina Internacional de Pesas y Medidas (BIPM), coordinador mundial de la metrología. Hasta ahora en Latinoamérica solo existías dos de ellos, en México y Brasil, pero estos sólo trabajan en sus territorios, mientras que el de la Universidad Nacional busca ser una herramienta conjunta no sólo para Colombia sino para otros países de la región andina.
La profesora Carmen Elena Zapata, directora de Calaire, explica que “el equipo funciona desde 2015, cuando aún en el país no había forma de garantizar una medición fiable del ozono en la red de monitoreo del Valle de Aburrá (zona conurbada de la ciudad de Medellín) por lo que el nombramiento convierte al laboratorio, junto con el Instituto Nacional de Metrología (INM), en una de las máximas autoridades metrológicas para este tipo de mediciones, con la particularidad de que nosotros somos los únicos que lo hacemos de manera especial para el ozono”.
Con el fotómetro se les brinda apoyo a las entidades que hacen las mediciones, y en el Laboratorio se calibran los medidores de ozono que llegan.
“El proceso toma 6 días, en cada uno se calibran los equipos por 3 o 4 horas y luego se devuelven con una certificación que avala todo el proceso. El procedimiento consiste en una comparación, para que el que llevan a la UNAL tenga un rango más adecuado, similar al que se tiene en el BIPM, que sigue los estándares internacionales”, indica la académica.
Lo que se revisa son los “patrones viajeros”, conocidos así porque son componentes transportados a distintas zonas del país para hacer las verificaciones; de cierta manera es como afinar un instrumento musical, para que cuando se vaya a tocar –en este caso medir– pueda hacerlo con la melodía adecuada, de lo contrario la música estaría en otra nota.
Según investigaciones realizadas desde hace 10 años en Colombia y el mundo, los equipos de medición tienen una subvaloración de alrededor del 23 % debido al software que usan, por lo que es necesario hacerles correcciones a los datos. Al medir la concentración de ozono troposférico, más que tener un dato exacto se tiene un intervalo, y lo que busca la calibración es acercase un poco más a este rango, disminuyendo la incertidumbre.

Equipo Laboratorio de Calidad de Aire (Calaire) de la Universidad Nacional de Colombia en la ciudad de Medellín, primer instituto delegado en Colombia para la medición del ozono.
La profesora Zapata indica que en algunos periodos del año Colombia sobrepasa el nivel máximo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para este gas, que es de 100 microgramos por metro cúbico en un tiempo de exposición de 8 horas, y además como los equipos tienen un margen de error importante, los niveles podrían ser más altos.
Este tipo de experiencias resultan muy interesantes para otras ciudades y países del continente, donde la producción de esta clase de gas por cuenta de la mala calidad del aire es generalizada.
Con información de la Agencia de Noticias UN